January 01, 2014

Así se va el 2013

El año ha sido intenso, algunos festejan con champagne y pequeños manjares en sus cómodos y climatizados hogares, otros con sidra y un snack en la vereda. Salgo a la calle para ingresar en este año y siento que mi país es como esa cúpula, bella y con aspiraciones, pero flanqueada por oscuros intereses que la asfixian y no la dejan brillar. A mi paso los carteles me avisan que el crédito se esfumó y que los sindicatos exigen un bono que no llegará. La basura sigue sin encontrar su lugar y se amontona, indolente en cualquier esquina. La ciudad hierve bajo un sol inclemente y en la tradicional encrucijada de Callao y Corrientes me pregunto que pasó con todos esos árboles que veo a mi espalda, pero que al frente se han esfumado. Ciudad abierta, me explica un cartel... Abierta a la prostitución, que está en auge y a la trata, cada vez más lejos de ser erradicada. Este gobierno, que tantas fotos se ha sacado junto a Marita Verón, sigue sin reglamentar la ley anti-trata. Los chicos de Malvinas Argentinas multiplican las banderas y consignas, indignados por la gran indiferencia de los políticos y los pobladores en general. Los baches siguen allí, en los lugares que más duelen, rodeados a veces de pantallas vistosas, espejitos de colores que nos distraen de lo importante.  La energía, o su ausencia, que también nos deja sin agua, es el tema favorito de diarios y noticieros y los grupos electrógenos se están incorporando al paisaje urbano. Vivimos como animales, comenta una señora después de 10 días sin luz. Mientras tanto Coqui Capitanich nos cuenta que sólo un 3% de la población se ve afectada... y me hace acordar al Indec. La solución es un largo asueto, bajar persianas, cerrar todo para que nadie se de cuenta de que no hay luz, ni luces. Para que no se vea quién juega al golf y quién roba. En el Congreso las estatuas que iban a ser inauguradas para celebrar los 30 años de democracia, siguen esperando sus 15 minutos de fama. Quizás cuando se inaugure el próximo período legislativo... mientras tanto los ángeles del techo son partidos al medio, sin que se sepa por qué. La pizarra de sugerencias está vacía. Las manos que empuñan las herramientas sólo están en el piso o grabadas en piedra. La gente duerme, en los cajeros automáticos o en los vanos de las puertas, se entrega al calor y al olviido. Brindo por un año mejor, por un 2014 con menos balas y más libros, con respeto, paz y justicia para todos.

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