Después de mucho amenazar y contra toda esperanza, para alegría de grandes y niños, nevó.
Interminables reportes meteorológicos intentaron en vano, en paciente acción durante años, convencer a la población de la imposibilidad de experimentar nevadas en una ciudad tan grande como Buenos Aires... que la latitud, la proximidad del Río, la altura de los edificios y muchos otros fenómenos más... La nieve, aparentemente, no sabe de estas cuestiones o no se fía de los meteorólogos y dice presente sin pedir permiso, cuando se le ocurre.
Una nevada cada 89 años no es un exceso y permite que, cada generación, experimente aunque más no sea una vez en la vida el placer de ver techos y árboles cubiertos por el suave manto blanco de la nieve fresca.
En algunos barrios la cantidad caída permitió realizar improvisadas guerras y algunos modestos muñecos.
El frío Pampero seguirá soplando toda la semana y acercándonos a sensaciones polares, con vientos furiosos y temperaturas levemente inferiores a 0°C. Pero no nos importa, porque la alegría de la nevada nos calentará el espíritu por varios meses más.
¡Qué se repita!
After a long time and against all hope, it finally snowed! Adults and children enjoyed it!
For years metheorologists explained to us, that it was impossible to experience snow in such a big city as Buenos Aires. The proximity to the river, the big buildings, the latitud and many other things conspired against this possibility.
The snow however didn't pay attention to this facts or doesn't believe in metheorology. It just arrived and felt over the astonished population, as it had some 89 years ago.
All day long the snow felt, without pause, lightly over the city and our hearts and people played and improvised snowmen, wherever they could.
The cold wind from the SW called Pampero will continue blowing all week long and bringing us closer to patagonian sensations, but we don't care and face with a smile the themperatures below 0, because we've had our snow at last!
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